Bolsonaro celebra en Washington su conservadurismo y afinidad con Trump

Bolsonaro celebra en Washington su conservadurismo y afinidad con Trump

WASHINGTON. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, arrancó hoy su viaje oficial a EE.UU. celebrando el cambio de rumbo de Brasil con sólidos principios basados “en la familia y Dios” y en una “agresiva” agenda de privatizaciones y recortes de gasto.

 

“Brasil ha cambiado (...). Ahora hay un presidente que no es un enemigo de EE.UU., es un amigo”, indicó Bolsonaro en una breve conferencia en la Cámara de Comercio de EE.UU. En concreto, puso como ejemplo la colaboración con Washington ante la crisis política de Venezuela.

“No puede seguir así, debemos liberar a Venezuela”, dijo Bolsonaro, cuyo Gobierno fue de los primeros, junto con el del presidente estadounidense, Donald Trump, en reconocer al líder opositor venezolano Juan Guaidó cuando se proclamó “presidente encargado” de Venezuela el pasado 23 de enero.

El mandatario brasileño, quien mañana será recibido en la Casa Blanca por Trump, evitó ofrecer detalles concretos y se limitó a delinear las directrices básicas de su Gobierno basado en su creencia “en la familia y Dios”.

Bolsonaro, conocido por su promesa de mano dura contra el crimen, comenzó la jornada con una visita a la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en un gesto de claro componente simbólico.

La cita, que no estaba en su agenda oficial, se conoció por un mensaje en Twitter de su hijo y congresista brasileño, Eduardo Bolsonaro, una vez la comitiva ya estaba en camino.

“En marcha con el presidente y los ministros a la CIA, una de las agencias de inteligencia más respetadas del mundo”, señaló el hijo del presidente brasileño y congresista, que forma parte de la comitiva.

En la tarde, la escueta conferencia de Bolsonaro, a quien también se le conoce como el “Trump del Trópico”, en la Cámara de Comercio de Washington sobre las perspectivas de Brasil, estuvo precedida por un encendido e inusualmente contundente discurso de su ministro de Economía, Paulo Guedes.

“Nadie había tenido pelotas hasta ahora para controlar el gasto público en Brasil. Este presidente tiene pelotas”, afirmó Guedes ante la sorprendida audiencia de exclusivos empresarios, no habituada a este tipo de expresiones coloquiales.

El ministro brasileño remarcó, asimismo, su “agresiva” agenda de privatizaciones, reforma del sistema de pensiones y “reducción y simplificación de impuestos”.

Guedes, formado en Estados Unidos, señaló que el compromiso del Gobierno de Bolsonaro es crear “el sueño brasileño” similar al “sueño americano”. “Brasil -remarcó- está abierto para hacer negocios”.

Mañana martes, Bolsonaro se reunirá en la Casa Blanca con Trump, en lo que supondrá el primer encuentro de los que son considerados los principales estandartes del populismo de derechas actualmente en el continente americano.

Al término de la entrevista, ambos presidentes ofrecerán una rueda de prensa conjunta. En una llamada telefónica para comentar la visita, un alto funcionario del Gobierno estadounidense, que pidió mantener el anonimato, calificó la cita como el “primer paso” para una “histórica reconfiguración” de las relaciones entre Washington y Brasilia.

El líder ultraderechista brasileño ha admitido que escogió Washington como primer destino de una visita oficial desde que asumió el mandato, el 1 de enero pasado, para dejar claro el deseo de su Gobierno de aproximarse a la mayor economía mundial y de alinearse a las políticas de Trump.

“Por primera vez en un tiempo, un presidente brasileño proestadounidense llega a Washington DC. Es el comienzo de una alianza por la libertad y la prosperidad”, escribió Bolsonaro poco después de aterrizar en la capital estadounidense el domingo.

Y minutos después, de nuevo a través del Twitter, su hijo Eduardo, en una cena privada en la residencia del embajador brasileño en Washington publicaba un video en el que Bolsonaro dejaba clara su posicionamiento ideológico.

“Yo siempre soñé liberar a Brasil de la nefasta ideología de izquierda”, subrayó en una mesa en la que también estaba Steve Bannon, el gran estratega de la exitosa campaña presidencial de Trump en 2016. 

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