
La posibilidad de resistir bajo el agua sin tomar aire exterior se desvanece cuando estos mecanismos químicos se agotan. "No sabemos lo que llevan a bordo. Pero son ocho días a partir del día 20”, afirma el jefe de la flotilla española.Esa es la información que ha compartido la Armada argentina, que ha empezado a hacer la cuenta desde el día 20 y no desde el día 15 que fue el último en que el ARA San Juan mantuvo contacto con su base en Mar del Plata. Fue durante esa comunicación cuando el comandante del submarino informó de un problema en las baterías, que desencadenó la orden inmediata de regresar a base y suspender la misión de patrullaje que tenía encomendada.
Congoja
"Estamos todavía en la ventana de esperanza que durará hasta el día 28”, afirma Cuerda que dice sentir como propia congoja de quienes están pendientes de esa tripulación como lo está "la gran familia submarinista del mundo entero”.
Los obstáculos con que se ha estado enfrentando y se enfrenta el dispositivo de búsqueda son graves. Un fuerte oleaje que ha convertido la mar "en una montaña rusa” y una orografía submarina de perfil muy variable han dificultado enormemente los trabajos. En la zona de búsqueda, se han contabilizado cotas de profundidad que van desde los 250 metros y los 1.000. Un submarino como el ARA San Juan deja de ser operativo cuando se superan los 275 metros de profundidad "y entra en colapso entre los 500 y 600”. El casco no resiste y revienta.
La Armada española ha enviado a Argentina los tres contenedores estancos (conocidos como POD) que aguantan profundidades de hasta 600 metros y que sirven para abastecer de oxígeno y víveres a un submarino varado en el fondo marino. "Hemos enviado todo lo que tenemos y aquí nos hemos quedado sin nada. Lo hacemos porque es como si nos hubiera ocurrido a nosotros”, concluye el capitán de navío Cuerda.
Fuente: La Vanguardia